16 feb 2014

Stallone y los videojuegos. Una historia de amor.

El inminente lanzamiento de Rambo: The Video Game para PS3, Xbox 360 y PC nos ha animado a echar la vista atrás y recordar las anteriores apariciones de Sylvester Stallone en el mundo de las consolas y los ordenadores. Desde Rambo hasta Los Mercenarios, el bueno de Sly nos ha acompañado en casi todos los sistemas conocidos, a lo largo de una trayectoria que abarca varias décadas. Prácticamente es como ver la evolución de la industria del videojuego a base de tiros. Sólo echamos en falta una adaptación de Yo, El Halcón. Un duelo de pulsos a través de Kinect sería la killer app definitiva para la cámara de Microsoft. Con la canción de Asia de fondo, por supuesto.
Rambo (1985-2008)
El héroe ochentero por antonomasia protagonizó en su apogeo un buen puñado de títulos, y su leyenda está lejos de apagarse, como lo demuestra el shooter de Reef Entertainment. Si respetamos el orden cronológico, el primer juego a mencionar no puede ser otro que el Rambo de Ocean (1985), todo un clásico que sigue ocupando un lugar muy especial en el corazón de los usuarios de Spectrum, Amstrad y Commodore 64. Siguiendo la estela del mítico Commando, esta cinta de cassette nos enfrentaba a hordas de vietnamitas enfurecidos, mientras intentábamos rescatar a unos cuantos andrajosos prisioneros de guerra.
Los usuarios de Master System también pudieron emular a Sly en Rambo: First Blood Part II (1986), aunque sólo se distribuyó con tal nombre en el EE.UU. Sega cogió uno de sus juegos para la Mark III (La Master nipona) llamado Ashura (protagonizado por ¡dos monjes budistas!), le cambió unos cuantos sprites y le cascó la licencia de la peli. En Europa llegó con el nombre de Secret Command, aunque seguía gritando RAMBO por los cuatro costados. En cualquiera de sus versiones, era difícil como el infierno, debido al enorme tamaño de los enemigos, incluyendo sus balas, que parecían naranjas valencianas.

Famicom/NES también tuvo su ración de Rambo, con un juego demencial, que incluía elementos de RPG (había puntos de experiencia y todo), y en el que nos enfrentábamos a machetazos con serpientes, pájaros y el resto de la fauna vietnamita. Los grafistas de Pack-In-Video, como el resto del equipo, debieron a tomarse a cachondeo el proyecto, y representaron a Sly, durante las cansinas pantallas de diálogo, con una caricatura bastante cruel.
La misma Pack-In-Video es la responsable de los dos juegos de Rambo para MSX. El primero era un horror con perspectiva cenital y el segundo, ya para MSX2, al menos incorporaba gráficos mejorados y un cierto componente de infiltración. Lo mejor era su título: Super Rambo Special. El nombre más molón de todos los tiempos.

Y pasamos a las adaptaciones de Rambo III (1998). Si, esa peli en la que los talibanes eran los buenos (las vueltas que da la vida). Además de las consabidas entregas para ordenadores de 8 bits y 16 bits (a cargo de Ocean), la guerra contra los pérfidos soviéticos que extendió a la Master System (en un shooter para la pistola Light Phaser que era un clon descarado de Operation Wolf), la Mega Drive (un shoot’em-up bastante majo que sigue aguantando bien el paso del tiempo) e incluso una recreativa, de la mano de Taito. Esta última era una suerte de Cabal protagonizado por Rambo y su compadre, el Coronel Trautman, que incluía hasta paseos en moto. Los cachondos de Taito emularon hasta el tamaño de la cabeza de Sly. Enorme.
Por cierto, aquí no se acabaron las andanzas de Rambo en los recreativos. En 2008 Sega puso en circulación una impresionante coin-op de pistola (una UZI, para más señas) que muchos desearían haber visto en consola antes que el juego de Reef Entertainment.
Cobra (1986)
El brazo fuerte de la ley. La mejor comedia (involuntaria...o no) de los años 80. La película era gloriosa, pero aún lo fue más la adaptación que hizo Ocean de ella, una pequeña maravilla para Spectrum firmada por Jonathan Smith, que sigue deslumbrando por su factura técnica (ese scroll parallax) y sus amorosos sprites, con un Marion Cobretti con biceps XXL y enemigos que incluyen chepudos con cuchillos y letales carritos de bebé.

Desgraciadamente, las versiones C64 y Amstrad no estuvieron a la misma altura (vamos, que eran un absoluto horror), lo que a muchos chavales de la época nos supuso una dolorosa lección sobre cómo no fiarnos de las puntuaciones de las revistas, sobre todo si la review se centraba en una versión para un ordenador distinto al nuestro.Rocky (2002)
Nadie esperaba demasiado del juego de Rage Sofware, pero al final nos encontramos con uno de los mejores, y más divertidos, juegos de boxeo vistos en PS2 y Xbox. También llegaría a GameCube y GBA, pero a manos de estudios distintos. Explotando a conciencia la licencia original (con vídeos de las películas incluidos), Rocky nos permitió encarnar al “potro de Filadelfia” desde sus más humildes orígenes, en rings de 5ª categoría donde los espectadores lanzaban botellas si no andabas fino sobre el cuadrilátero.

El juego nos dio la oportunidad de encarnar a cinco Rocky distintos (que plasmaban la evolución física del personaje en las cinco primeras películas), mientras nos partíamos las cejas frente a iconos del calibre de Apollo CreedClubber Lang o Ivan Drago, todos ellos impecablemente recreados a partir de los actores originales. Contra todo pronóstico, el título de Rage Software lo petó, tanto a nivel de crítica como en ventas, lo que motivó la aparición de una secuela, Rocky Legends, en 2004. Como principal novedad ofrecía un modo Carrera centrado en cada uno de sus emblemáticos rivales (desde Apollo hasta Drago). En 2007 llegaría Rocky Balboa a PSP, aunque no gozaría de la misma repercusión de las anteriores entregas.
Cliffhanger (1993)
Hola, estamos en 1993, y Stallone ha logrado remontar su carrera con un peliculón estrenado en España con el título de Máximo Riesgo. En pleno boom de las consolas, Sony (el estudio responsable del film) se embarca en todos los frentes conocidos (MD, SNES, Mega CD, NES, Amiga, GB, Game Gear) con un brawler que recreaba, de manera bastante torticera, la película de Renny Harlin.

Ni siquiera la incorporación de fases con scaling en la versión Mega CD (que incluía escenas de la peli en pixelado Full Motion Video) logró levantar el más mínimo interés hacia el juego, tanto en las revista de la época como entre el público. La debacle en ventas fue de tal calibre, que la propia Sony se replanteó toda su política de adaptar a videojuego toda película que llevara su sello. Lástima que no lo hicieran un poco antes, cuando nos castigaron con aquel Dracula de Coppola.
Demolition Man (1995)
Otro exitazo de taquilla de Stallone con su correspondiente adaptación a las consolas punteras de la época (MegaDrive, SNES, Mega CD e incluso 3DO). En el caso de las tres primeras se trataba de un “run and gun” de toda la vida, en el que la única novedad residía en tirarse al vacío para hacer “puenting” y seguir disparando a diestro y siniestro.

Por el contrario, la versión 3DO (la máquina que pudo comerse el mundo y se quedó en los aperitivos) desplegaba diversas mecánicas, inspiradas en los juegos que más partían el bacalao entre la muchachada de la época. Desde peleas digitalizadas a lo Mortal Kombat, a fases tipo Doom e incluso una racioncita de shooter sobre raíles. Su producción costó un pastizal e incluso el propio Sly rodó secuencias exclusivas para el juego. Lástima que fueron muy pocos (los muy ricos o los muy valientes) los que se compraron una 3DO. Y menos aún los que se compraron este juego.
Driven (2001)
Si, llegó a editarse un videojuego (en PS2, Game Cube y GBA) inspirado en Driven, aquella película de bólidos protagonizada por Stallone que casi nadie vio en los cines, como casi todos los filmes que Sly protagonizó en aquella época (Get Carter, D-Tox, El Protector…). La peli era floja, realmente floja, pero el videojuego de BAM! Entertainment no era mucho mejor.

Driven era un juego de conducción (al igual que el film, basado en la finada Champ Car World Series de EE.UU., no había pasta para la licencia de la F1) con un control infernal, un sistema de colisiones de traca y una querencia por el efecto blur que más que sensación de velocidad, daba la impresión de que conducíamos bajo los efectos un pedal de campeonato. Stallone reniega de esta película. Nosotros del juego. Mejor olvidar ambos.
Judge Dredd (1995)
Con sus uniformes diseñados por Versace y el sacrilegio de mostrar el rostro de Dredd (había que amortizar el fichaje de Stallone), la peli de Danny Cannon sigue provocando pesadillas entre los fans del cómic original de 2000 AD. La adaptación a consola fue bastante más noble, gracias a Dios.

Una rutinaria, aunque bastante simpática, producción de Probe para Acclaim con mecánica Run & Gun, lanzado en su día a bombo y platillo para SNES, MD, Game Boy y Game Gear. Además de quinquis futuristas y el ladino Juez Rico, Dredd acababa viéndose las caras con los Dark Judges (los Jueces Oscuros, vaya), lo que otorgó un plus de respetabilidad a este cartucho.
Los Mercenarios 2 (2012)
The Expendables, la franquicia con la que Stallone retomó su reinado en la taquilla mundial (tras volver por el buen camino por las excelentes y crepusculares Rocky Balboa y John Rambo) tuvo su propio videojuego, de la mano de Ubisoft. Un shooter con vista cenital para cuatro jugadores, que tomaban el control de SlyDolph LundgrenJet Li yTerry Crews. Se distribuyó en formato digital en PS3, Xbox 360 y PC y podéis leer nuestra review aquí. Lo pusimos a caldo.
Desgraciadamente, ni siquiera el importante factor nostálgico de reencontrarnos con una mecánica basada en los clásicos ochenteros (Commando, Mercs…) lograba compensar una mecánica tan repetitiva como ramplona, cuyo único aliciente consistía en reclutar a tres amigos y echarse unas risas durante unos minutos. Hasta que uno acaba aburriéndose de escupir plomo sobre oleadas de ceporros.

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