14 nov 2013

Top 5 series que cambiaron la televisión

Series como The Walking DeadJuego de TronosLos SopranoBreaking Bad oMad Men explican el reciente ascenso de la televisión a la categoría de género cinematográfico. Pero ¿cuáles son los títulos que explican esta consideración? En IGN España hemos seleccionado cinco series que nos permiten rastrear los puntos de origen respecto a lo que hoy conocemos por televisión de calidad. Porque, a pesar del culto que siempre hemos tenido a la caja tonta, su consideración como cine de calidad apenas era tenida en cuenta por grupos minoritarios y, en su mayoría, situados fuera de nuestras fronteras. Es decir: antes de internet el descubrimiento de una serie de televisión dependía de las reemisiones o de su salida en dvd, con lo cual había no pocos productos de calidad que pasaban desapercibidos para el gran público y que muy difícilmente cruzaban las fronteras de su país natal.
Ahora, gracias a que nuestros hábitos de consumo han cambiado radicalmente, se ha abierto la veda, y revisitar la historia de la pequeña pantalla es más fácil que nunca: grandes joyas que marcaron época en su día ahora nos resultan accesibles a través de un click, y generar una línea de tiempo que nos ayude a entender por qué la televisión de hoy es como es se plantea a la vez como una tarea tan sencilla como titánica.
Dejando de lado la comedia, que está siguiendo una evolución paralela pero de origen distinto, ¿qué define la televisión de hoy, o, al menos, lo que nosotros entendemos por un drama de calidad? ¿cuáles han sido los escalones que hemos seguido para encontrarnos hoy en día con una propuesta tan variada pero, a la vez, tan marcada en estilo e intención?
Una de ellas, quizás la más importante y a la vez la más complicada de desentrañar, viene por la misma actitud de las cadenas de televisión. El hecho de que el medio nació etiquetado como el hijo tonto del cine provocó que mucho talento que no encontraba su sitio en otros medios decidiera probar suerte con su propio programa, lo cual generó una sensación de libertad casi idílica para muchos creadores de por aquel entonces. Pero a la vez que el medio alcanzó la total popularidad, a la vez que se instaló una televisión en cada hogar, la bota de hierro de la censura se impuso con extrema rapidez y los creadores pasaron de tener las llaves del coche a convertirse en pasajeros del asiento de atrás, marginados y convertidos en una parte más de un sistema burocratizado e industrializado que edulcoraba la emisión a algo visible "por todos los públicos".
Esta actitud aun se mantiene hoy, e incluso en las cadenas de cable de pago americanas tienden a imponer su control en lugar de dejar el timón al creativo y al productor ejecutivo, pero conforme ha ido avanzando la capacidad de encontrar, monitorizar y explotar comercialmente nichos de público, se ha empezado a considerar ala televisión "de autor", eufemismo para definir una televisión libre, con equipos definidos por parámetros creativos y no de audiencia.
Lo cierto es que este tipo de televisión lleva existiendo desde los tiempos de Alfred Hitchcock presenta: grandes talentos llevan navegando por las tormentosas aguas de esta industria desde hace décadas, y prácticamente desde su nacimiento, la televisión ha visto auténticas obras maestras a la altura del mejor cine. La diferencia respecto a hoy: que no estaba de moda exaltar al paria, que no había una actitud "rebelde" respecto a un cine de fulgorosamente dorado por aquella época, que no había más que el boca-oreja y los medios tradicionales de comunicación para localizar a un éxito, y su destino se debía a elementos muchísimo menos controlables que los que tenemos ahora.
Queremos, por tanto, presentaros cinco fragmentos de la historia de la televisión; destellos de genialidad que intentaron una ruptura formal y estructural del medio en el que se encontraban, algunos con más éxito que otros, y que luego sirvieron de influencia a aquellos elementos que consideramos "vanguardistas" en el medio hoy en día. Es imposible intentar abarcar a todos los grandes creadores, de la misma forma que es imposible tratar de abarcar todos los géneros, pero si os preguntáis qué influencias hay detrás de las grandes series que hoy nos encantan, probablemente se encuentre, al menos, una de las cinco que aquí destacamos.Expediente X (1993-2002)
De todas ellas es quizás la más conocida y la que mayor crecimiento de público obtuvo durante sus casi diez años de vida, y no es casualidad que sea la más cercana a nuestro siglo: en los albores del nacimiento de internet, la serie de Chris Carter pasó de ser un producto de culto, con una más que dudosa continuidad, a convertirse en un auténtico fenómeno de masas. Se convirtió en una gallina de huevos de oro para la FOX, y la franquició para hacer spin-offs, películas, cómics, y aun se encuentran enzarzados intentándole buscar más vida a la pareja dicotómica Mulder-Scully.
Si preguntásemos a la televisión de masas americana cuál es su gran influencia, quizás en un principio todos hablen de Perdidos, pero hablar de Perdidos es, en gran medida, hablar de Expediente X. El punto de partida es descaradamente similar: mezcla de elementos fantásticos con drama personal realista y toques de comedia, dos bandos extremadamente diferenciados (el racional/escéptico y el de la fe), una tendencia a inventarse la mitología sobre la marcha y un único gran misterio que sirve de enlace a historias más personales y autoconclusivas.
Top 5 series que cambiaron la televisión
Respecto a la serie en sí, sus elementos base y sus dinámicas, poco tenemos que decir que no se haya dicho ya: de manera muy inteligente, Carter invirtió los estereotipos de las series policiacas y convirtió al hombre en el personaje con fe en lo desconocido y paranormal, y a la mujer en la científica racional y fría, desechando además en un primer momento la dinámica de tensión sexual entre ambos protagonistas para luego descubrir, muy para su sorpresa, que el público la estaba aportando por ellos. Por otro lado, fue una de las primeras en dar una auténtica sensación de superproducción, de thriller emocionante de acción, en sus clímax al final (y a veces al principio) de cada temporada con sus tramas de conspiración gubernamental y alienígena.
Y lo que es más: la manera de tratar los grandes arcos argumentales de la serie resultó encontrar el balance perfecto entre aquellos que podían seguirla cada semana y aquellos que no, y de hecho su fórmula se encuentra repetida hasta la saciedad hoy en día, tanto en cualquier producto de la factoría Abrams (Person of Interest, Fringe o la ya mencionada Perdidos), como en prácticamente la mayoría de las grandes series americanas. También gracias a Expediente X se detectan muchos problemas de la televisión actual, que casi siempre procura despertar interés al espectador a partir de cliffhangers al final de cada capítulo, y la cuerda que une elementos tan dispares durante tantos años se va haciendo más fina hasta que se termina rompiendo. Fue el mayor problema que tuvo una serie con una racha de cinco años excelsos (de su segunda a su séptima temporada) y que produjo capítulos que son considerados obras maestras en sí mismas.
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Para los curiosos, entre los "alumnos" de la escuela de Carter se encuentran algunos de los responsables de la mejor televisión de hoy: Vince Gilligan y Michelle MacLaren, creador y directora/productora ejecutiva respectivamente de Breaking Bad; así comoHoward Gordon, una de las mentes detrás de la exitosa 24 (heredera de los elementos de superproducción que también caracterizaron a la serie) o, más recientemente, Homeland.Twin Peaks (1990-1991)
Otra serie conocida para el gran público pero que, sin embargo, fue absolutamente vilipendiada por los poderes televisivos durante su por otro lado corta vida. Tuvo el honor de ser creada y alimentada por uno de los directores con más personalidad que ha dado el cine, David Lynch, en lo que era por aquel entonces su época de más brillo comercial, y junto con Mark Frost recitó, en un pequeño encuentro de 10 minutos con los dueños de ABC, la premisa que tuvo en vilo al gran público durante dos años: "¿Quién mató a Laura Palmer?"
El canon de Twin Peaks es uno que se está repitiendo con mucha frecuencia en series escandinavas y que, de hecho, se está re-exportando a Estados Unidos: un gran misterio que une a toda la serie, casi siempre un asesinato; una única localización, un pueblo, una frontera, un microcosmos al fin y al cabo poblado por variopintos personajes que están lejos de ser lo que aparentan; y una necesidad de, por un lado, quitarle la suficiente importancia a ese gran misterio para darle el corazón de la serie a los personajes, y, por otro, la necesidad de mantener ese gran misterio con vida el tiempo suficiente.
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Sin embargo, a pesar de todo, fue una serie con un elemento prácticamente irrepetible en la historia de la televisión, que fue su surrealismo, su atmósfera opresiva, tan propiedad de la marca Lynch que es imposible que sea replicada. Famosos son los grandes momentos de improvisación que el director decidió realizar durante el rodaje:Bob, el misterioso asesino, surgió de un técnico en rodaje con una frustrada carrera de actor; toda la escena en la habitación roja fue rodada sin texto y sobre la marcha; el polémico final de la segunda temporada, que además fue el de la serie, fue realizado por el propio Lynch ignorando en muchas ocasiones el propio guion que tenía entre las manos.
A Twin Peaks se la dejó huérfana de padre y de madre, pues al poco tiempo de terminar esa primera orden de 8 capítulos (de los cuales David Lynch solo estuvo más presente en 3), los creadores dejaron sueltos los mandos y el equipo creativo de la serie tuvo que claudicar ante las exigencias de la cadena, preocupada al no haber resuelto el misterio de Laura Palmer tras los ocho primeros capítulos, tal y como había prometido a sus espectadores. Así, por tanto, se vería obligado a presentar al asesino a mitad de la segunda temporada, derivando de esta manera a la serie al territorio de la fantasía más convencional.
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Con todo, y a pesar de su convulsa y corta historia, Twin Peaks es la base sobre la que se asienta la mitad de la televisión actual: historias de corte coral pero con un sólido elemento de unión; estructura telenovelesca pero una atmósfera y tonos adultos y con claros referentes cinematográficos, y una ruptura y mezcolanza de géneros en lo que hasta entonces prácticamente era una televisión creada utilizando compartimentos estancos. Fue una víctima absoluta de su época, uno de esos querubines avanzados a su tiempo que no pudo encontrar un entorno idóneo para crecer y convertirse en la gran promesa que estaba destinada a ser. Y es una pena, porque sus elementos estructurales han sido y están siendo copiados hasta la saciedad.
Ni Mark Frost ni David Lynch terminaron vinculados durante mucho más tiempo a la televisión, y ambos, aunque sobre todo este último, se encuentran con deseos activos de resucitar a esta irrepetible historia de crimen, sueños, pesadillas, el bien y el mal.Homicide: Life on the Street (1993-1999)
El cinismo o la ruptura de los estereotipos cinematográficos en la televisión es la norma hoy en día, pero hace tan solo veinte años estábamos siendo inundados por una lista interminable de arquetipos narrativos sacados de un manual de guion de primero de cine. Hubo una ruptura brutal en tan solo unos pocos años, y Homicide: Life On The Street fue una de las grandes culpables de ello.
La serie saca el nombre del increíble trabajo periodístico de David Simon, creador de The Wire y eminencia absoluta de la televisión hipster actual. Simon dedicó más de un año siguiendo muy de cerca a los detectives de Baltimore, reflejando su metodología y tratando de eliminar el mito a la figura del detective. Una vez terminado, decidió llamar a la puerta de la NBC y, tras considerarla y desecharla como película, se convirtió en serie.
Top 5 series que cambiaron la televisión
Llamada durante varios años "La mejor serie de televisión que no estás viendo", Homicide: Life On The Street marcó muchas tendencias estilísticas y narrativas que seguirían muchas series posteriores, entre ellas The Wire: los personajes afroamericanos contaban con una tridimensionalidad inédita hasta el momento, existía un número inverosímil de tramas navegando al mismo tiempo en un mismo episodio (a veces hasta cuatro), y, sobre todo, no se cortaba lo más mínimo en mostrar el trabajo aburrido y metódico de un detective. Sin mitificaciones, sin el clásico karma dramático a su protagonista, sin mostrar el asesinato. Sin florituras.
Formalmente, además, estaba rodada a la manera de las películas independientes de la época, con cámaras de cine al hombro, película de 16mm y siempre en localización (la ciudad de Baltimore), nunca en estudio, lo cual le dio una sensación de realismo que después heredarían tanto The Wire como otros hijos bastardos que, al ver las posibilidades, comenzaron a explorar todo el submundo de la delincuencia y la corrupción policíaca con otra mirada.
Los Soprano (1999-2007)
La más clara tendencia en lo que entendemos como la televisión de "calidad" actual es, casi siempre, el tratamiento del antihéroe y su escrutinio ante los ojos del espectador.Personajes que a la vez nos repulsan y nos atraen, que viven casi siempre fuera de la ley, de la ética y de la moral y, sin embargo, nos parecen más reconocibles que cualquier arquetipo anterior.
El párrafo anteriormente descrito puede relacionarse totalmente con el trabajo de Shakespeare, tan fundamental para entender nuestros gustos como la gran mayoría de clásicos universales, pero sin embargo, aquellos que descorcharon el tapón en el que se encontraba la televisión fueron David Chase y la HBO. Los Soprano cogieron todos los estereotipos sobre la mafia italoamericana de New Jersey y los dieron la vuelta, centrándose en el "don" de la familia, Tony Soprano.
Top 5 series que cambiaron la televisión
La intención detrás de Los Soprano es marcadamente similar a lo que hemos visto en alguna de las menciones anteriores, con mucho ánimo de derribar estereotipos, cambiar la estructura serializada clásica por experimentación, profundidad y personajes obtusos, y un ánimo de conseguir una calidad que solo parecía, hasta entonces, al alcance del cine.
Lo que la diferencia de todos sus contemporáneos, y lo que la caracteriza de monolítica, de un antes y un después en la historia de la televisión, es su ejecución. La psique de Tony Soprano desafiaba constantemente nuestras expectativas, asesinando a personajes que parecían fundamentales para la trama en momentos totalmente imprevisibles, saliendo por tangentes argumentales que parecían no tener ningún sentido pero que luego cobraban total importancia, cambiando el status-quo de la familia de mafiosos italoamericanos constantemente, y a la vez manteniendo una armoniosa continuidad con elementos icónicos y mitológicos.
También se diferencia de sus contemporáneas y de sus sucesoras por su obtuso final. Poco vamos a aportar a estas alturas, pero el mero hecho de utilizar recursos tan arriesgados para cerrar una serie que tuvo 8 años de longevidad atestigua su compromiso consigo misma y su necesidad de explorar caminos nunca explorados.
Top 5 series que cambiaron la televisión
De la escuela de Los Soprano han salido otras de las grandes series de este siglo como son Mad Men (Matthew Weiner) o Boardwalk Empire (Terrence Winter), pero el propio David Chase es el mayor artífice de esta genialidad, tan solo por haber sido capaz de juntar a un grupo tan talentoso de guionistas, actores, directores y productores. No es casualidad que llevara más de 30 años en el medio en puestos de mediana importancia, puesto que eso le dio la capacidad para ver los problemas en los que se encontraba la industria hasta el momento, y, junto a la providencia de juntarse con los socios adecuados, supo abrir la veda de lo que, hasta el día de hoy, sigue siendo la mejor época que ha vivido la televisión.El Prisionero (1967-1968)

El Prisionero (1967-1968)
Teniendo en cuenta que el resto de las series que aquí tratamos tienen una longevidad de, a lo sumo, dos décadas, se hace interesante remarcar que una de las auténticas pioneras y visionarias respecto a las limitaciones que marcaban la televisión fue concebida hace más de 40 años y, además, en Inglaterra.
El Prisionero fue una serie de 17 capítulos heredera de un éxito comercial de Patrick McGoohan como fue Danger Man, un típico thriller de espías, que se coló en la parrilla gracias al éxito precedente y una muy inteligente estrategia para vendérsela a la cadena ITV, y creada por el propio McGoohan y George Markstein, a partir de la idea de una especie de resort-prisión en la Segunda Guerra Mundial donde los encarcelados disponían de todo tipo de comodidades que les seducían a no irse de allí. Ambos le vieron el potencial como serie de ciencia ficción y se pusieron manos a la obra a la hora de crear "La Villa".
Top 5 series que cambiaron la televisión
La sinopsis de la serie se marca claramente en su introducción, en la que vemos a una persona intentar huir de Londres (se referencia ahí a Danger Man como secuela espiritual) para terminar siendo gaseado y llevado a una villa paradisíaca en un lugar desconocido, con un número asignado (el número 6), una casa y vistas paradisiacas. A partir de ahí, se establece el por otro lado elusivo conflicto, en el que vemos los distintos intentos del número 6 de escapar de su prisión o destruir el sistema bajo el que se rige la villa, siempre dominada por un personaje llamado "el número 2" (que cambia de actor varias veces durante la serie).
El Prisionero es, probablemente, una de las primeras series de autor de la historia, pues su creador Patrick McGoohan se puso a los mandos de la cámara y del libreto durante bastantes episodios (a veces bajo pseudónimos), además de aparecer en ella como protagonista, y tanto él como su equipo contaron con la suficiente libertad como para proponer elementos que en aquella época eran absolutamente impensables, comola marcadísima mitología y estética, que bebía mucho de la ciencia ficción clásica, los elementos claramente metafóricos y surrealistas, que además de subversivos resultaban muy representativos de la paranoia y el cinismo de la época, y, sobre todo, un final que resultó tan polémico como inspirador para las generaciones venideras.
Top 5 series que cambiaron la televisión
Es imposible no rendirse ante McGoohan y su genio a la hora de elaborar supuestos que, tras décadas de refinamiento, avances sociales y tecnológicos, se convertirían en estándares de la televisión actual, y es imposible no considerarla como la base sobre la que se asentarían todas las demás. El Prisionero va más allá de ser una serie de ciencia ficción muy bien hecha: su mera concepción fue un acto de rebeldía contra el sistema de las cadenas, muy en la línea de lo que ocurre dentro de la propia serie, y su capacidad de establecer crítica social, dramas personales y de mezclar géneros (iba desde el thriller de espías hasta al drama personal, mezclado con la ciencia ficción e incluso con un capítulo homenaje al western) la sitúan en una liga que hemos podido alcanzar cuatro décadas más tarde.

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