Si 2011 fue el año en que Killzone estuvo contra las cuerdas, 2013 es el año en que la serie recupera su prestigio. Killzone 3, lanzado hace varios años en PlayStation 3 fue considerado por muchos el punto más bajo de la serie. Por suerte, hace bien poconKillzone: Mercenary de PS Vita, hizo que la saga enderezara el rumbo. Ahora,Killzone: Shadow Fall, título de lanzamiento de PlayStation 4 nos muestra una faceta completamente nueva de la franquicia.
Fuera lo viejo
Killzone: Shadow Fall va mucho más allá que Mercenary, en un intento de solucionar aquello que no funcionaba en la serie, y la desarrolladora Guerrilla Games ha estudiado el resto de títulos del género como inspiración para devolver a la serie a donde se merece. El estudio holandés ha creado un Killzone que, en algunos aspectos, parece una reinvención de lo que se ha publicado desde la ya lejana época de PlayStation 2. Tiene detalles que recuerdan a Halo, Call of Duty, Crysis y Deus Ex, en el afán de ofrecer algo diferente para un Killzone, algo que sus fans no esperarían.
Killzone siempre ha sido un juego un tanto lúgubre visualmente, producto de su igualmente lúgubre historia que pone a dos facciones humanas en plena guerra, los Vektans y los Helghast. Pero Shadow Fall introduce un nuevo giro para añadir algo de color: se desarrolla décadas después de los catastróficos eventos al final de Killzone 3, con el conflicto entre las dos partes convirtiéndose más en una guerra fría, producto de tener que convivir en el mismo planeta. Esta puesta en escena permite a Guerrillaexplorar temáticas sustancialmente distintas, lo que a su vez permite que el equipo de artistas demuestre de lo que es capaz de formas en las que no había podido hacer hasta ahora.
Esto se hace evidente tan pronto como comenzamos la campaña de un jugador. La interminable guerra – y la ambientación industrial de anteriores entregas- se dejan de lado en favor de sorprendentes y coloridos paisajes, frondosos bosques y estaciones espaciales abandonadas. Los entornos de Killzone Shadow Fall son grandiosos, diversos y dan una sensación de magnitud increíble. Es fácil olvidarse del tiempo mientras miramos el horizonte de la impresionante ciudad Vekta o perdernos mientras observamos la vegetación del bosque junto al muro que separa los dos lados en conflicto. Y lo hace a 60 imágenes por segundo, funcionando sin problemas, aunque con algún emborronamiento para esconder sus pequeños problemas técnicos.
También se ha eliminado uno de los componentes más conocidos y comentados de la serie: la sensación de peso al movernos. Por suerte, esta característica ha desaparecido, haciendo con ello a Killzone: Shadow Fall más rápido y accesible que cualquier Killzone anterior, lo que hace que por momentos recuerde más a Halo que aKillzone 3. Y aunque la IA en ocasiones falla, con Helghans que no parecen no buscar seguir con vida o que parece que se activan al acercarnos, normalmente está a la altura del género, haciendo que dispararles sea tan divertido como debería. Tanto que no sé porque Guerrilla tarda tanto en ponernos una pistola en la mano y liberarnos de la jaula que su tutorial es.
La Guerra Fría
Una vez que la historia comienza a desarrollarse veremos que es netamente diferente de la de entregas anteriores. Liberados de las cadenas de la guerra entre los Helghast y los Vektansm Guerrlla decide explorar una trama repleta de matices sobre la guerra fría. La complicada paz entre los dos bandos, separados literalmente por un muro, evocan fuertemente influencias post-guerra mundial de Alemania (así como los Helghast aprovechan la imaginería Nazi durante toda la serie).
Esto significa que los grandes campos de batalla con constantes tiroteos se reemplazan con unas 10 horas aproximadas de misiones más concienzudas y tranquilas, con secciones de batalla al viejo estilo intercaladas. Incluso hay un intento de sigilo, aunque no siempre funciona bien. Podemos deslizarnos tras los enemigos o caer sobre los que estén desprevenidos para acabar con ellos con una amplia variedad de muertes con cuchillo, pero no siempre se llevan a cabo de la forma en que nos gustaría. Resulta bastante común en Killzone: Shadow Fall que lo que debería haber sido una muerte sigilosa a cuchillo se convierta en un poco sutil ataque con la culata, de esos que alertan a todos los enemigos en el área.
La propia historia está un tanto lastrada –llegando a no tener mucho sentido en ocasiones- pero la variedad de entornos explorables es lo que lo hace apetecible. Mientras saltamos de un lado a otro del muro (o a cualquier otra parte), nos encontraremos en una pléyade de lugares interesantes que no serían posibles en un título clásico del género. No creemos que en Killzone 2 o 3 nos hubiera hecho correr por un edificio de tres plantar mientras rescatamos rehenes en una ciudad que ni siquiera sabe que algo malo está ocurriendo. Pero en Killzone: Shadow Fall, se trata de un día más en la oficina para el protagonista, capaz al mismo tiempo de matar y tener sentimientos –un giro importante para un protagonista de la serie-.
Hay personajes interesantes con lo que encontrarnos (algunos con mejores doblaje que otros), civiles con los que interactuar y muchísimos objetos coleccionables relacionados con la historia que recoger. Pero la no linealidad de cada misión es realmente lo mejor de la campaña de un jugador. Esto, junto al nuevo estilo gráfico de la serie, es lo que hace que Killzone: Shadow Fall se diferencie de sus predecesores, representando un verdadero nuevo episodio de la franquicia.
Me ha encantado lo a menudo que me pide hacer las cosas de una forma diferente y única, especialmente en determinados mapas en los que se puede ir en la dirección que se quiera. Al principio de la campaña estaremos en el lado Helghan del muro, en un bosque sorprendentemente bello, buscando la tripulación de una nave Vektan, pero antes de hacer eso, podemos ir al punto más lejano del bosque para tomar una estación de seguridad. Si nos ven, podremos usar a nuestro robótico amigo, OWL, para apagar las alarmas y hacer que los refuerzos dejen de venir, o simplemente podemos matar a todo el que nos encontremos y avanzar. No solo hay un elemento inherente de estrategia en esto, sino también de rejugabilidad.El mencionado OWL –tu robótico compañero volador – es el as en la manga del repertorio de Killzone: Shadow Fall. Se puede utilizar para aturdir o atacar enemigos, puede desplegar un escudo que nos proteja de los disparos e incluso puede lanzar una tirolina que nos permita acceder a plataformas y áreas lejanas, dando al título cierto sentido de la verticalidad.
Los usos más habituales de OWL son los que se repiten con el avance de la aventura. A menudo se usa para hackear ordenadores –una y otra vez- y también se usa para inyectarnos adrenalina si caemos en la batalla, lo que en realidad es una manera molona de decirnos que nos han curado. El primero se vuelve repetitivo y el segundo permite llegar más lejos en Killzone: Shadow Fall. En ocasiones me he sacrificado a mi mismo con el conocimiento de que OWL me reviviría, volviendo a la acción sin tener que cargar desde el último punto de control (y con el tiempo temporalmente ralentizado para dar aún más margen tras revivir).
Pero es otra herramienta que usamos en la acción, siendo estos momentos de libertad el punto en que más brilla, puesto nos fuerzan a pensar de vez en cuando.Killzone: Shadow Fall no es un juego pasillero, pero aunque el combate es divertido –unido a su gran variedad de armas-, son los momentos más calmados los que resultan memorables. Desafortunadamente, hay momentos en los que el diseño de alguna misión nos fuerza a hacer cosas que no queremos –como hackear y controlar a distancia robots de aspecto arácnido o identificar objetivos lejanos para que un aliado termine con ello. Cuando Killzone: Shadow Fall deja de lado estas tareas y se centra en lo que hace mejor, se convierte en una experiencia netamente satisfactoria.
Es entonces, cuando Shadow Fall insiste en hacer cosas en las que no brilla. Casi todos estos momentos ocurren cuando no tenemos un arma en la mano, con Guerrillaqueriendo mostrar sus impresionantes gráficos o intentando cambiar la mecánica porque sí. Hay secciones de gravedad cero, áreas en las que estamos en caída libre y varios momentos de plataformas. Lo que tienen en común todas estas partes del título es que son malas. No se controlan bien, no son divertidas y rompen el ritmo de una divertida campaña para un jugador.
Asesino de masas
Tras acabar la campaña de Shadow Fall, sus fuertes modos multijugador son una buena razón para seguir jugando. Fue un subidón experimentar con nuevas clases y aprenderme los 10 grandes y variados mapas que nos devuelven a áreas interiores y exteriores de la campaña, y me impresionó la variedad de modos. Al igual que enKillzone 2 y 3, las Warzones (modos de juego que se generan sobre la marcha para no caer en la “sala de espera” con regularidad) son el centro del juego aquí, en las que puedes jugar modos individuales si lo deseas.
Se alcanza un nivel casi de locura en lo que a desglose se refiere, en términos de selección de armas, loadouts, habilidades, añadidos, y lo mejor es que todo viene preparado para varios jugadores, lo cual lo hace mucho más accesible que el juego de PS3. Al abandonar la experiencia de los niveles guiados progresivamente en pro de un nuevo multijugador, Killzone se convierte más en una aplicación de habilidades que en un continuo desbloquear añadidos nuevos y más fuertes. De hecho, casi todas las armas para las tres clases de multijugador son accesibles desde primer momento, resaltando que lo que buscamos es el dominio de todos estos elementos.
Disfruté jugando con Warzones a medida, al igual que tomándome tiempo para crear yo la mía propia. Una de las que jugué durante mi sesión me obligó a usar solo el rifle francotirador y cuchillos, con una sola vida para gastar. La creada por mi llevó a esto a un nivel más difícil, con solo un tipo de pistola accesible y una regeneración de vida muy lenta. Es fantástico lo detallado que puede ser la creación de Warzones personalizadas.
La lista de localizaciones de Shadow Fall es agradablemente diversa. Me gustó en especial el mapa bañado por la lluvia nocturna, y por supuesto, el nivel del bosque con cantidad de escondrijos para francotirador y muy pocos refugios. Las tres clases de personajes proporcionan un nivel sutil de profundidad adicional, aunque el éxito se basa mucho más en las armas y habilidades de que dispongas que en la clase que escojas. Sin embargo, Hay menos clases elegibles si lo comparamos con Killzone 2 y 3, y algunos jugadores pueden quejarse por lo complicado de conseguir insignias, cintas y elementos similares en esos tipos de juego.
Curiosamente, Guerrilla tiene la intención de apoyar Shadow Fall con nuevos mapas gratuitos disponibles en el futuro, lo cual promete una vibrante comunidad online durante algún tiempo. Pero la verdadera longevidad del multijugador viene gracias a las Warzones, donde se pueden reescribir las reglas al gusto. Ser capaz de alterar y modificar cada pequeña cosa sobre Killzone Shadow Fall online es realmente lo más crucial. Y eso es algo bueno.
0 comentarios:
Publicar un comentario