Irrational games nos devuelve a Rapture en Panteón Marino: Episodio Uno, el primer DLC de Bioshock Infinite, disponible en formato descargable para PS3, 360 yPC. Y esto es algo que entusiasma a los fans de la saga, entre los que se incluye el que escribe esto. Veamos qué nos ofrece este primer episodio, y qué tal sienta el retorno a las profundidades marinas.
Si Bioshock se ha ganado un sitio entre los shooters de aventuras más importantes de esta generación, lo ha hecho por méritos propios. La experiencia que plantea desde sus inicios es encantadora, aterradora e interesante a la vez. Ya impresionó a propios y extraños con esa primera caída de un avión cerca del famoso faro, pasando de ahí a bajar en una cápsula presurizada a la genial ciudad sumergida de Rapture, una urbe futurista, pero ambientada en el futuro imaginado por los ciudadanos durante la primera mitad del siglo XX, una ciudad con estética de los Estados Unidos en su edad dorada, que se fusionaba con un tono lúgubre y sorprendente, mezclando la distopía más absoluta con un entorno rebuscado y terrorífico, fruto de las mentes más retorcidas, todo esto acompañado de las ideas políticas revolucionarias de su creador, Andrew Ryan, que hace apología de rechazo a los gobiernos y poderes establecidos.
Fueron dos los juegos que nos llevaron a una destrozada Rapture, en la que Big Daddys (seres con escafandra de buzo acompañados por niñas pequeñas adiestradas para recoger Eve) buscaban víctimas para asesinar y de quienes que extraer la preciada sustancia, la más codiciada de Rapture, además de los enloquecidos habitantes que trataban de acabar con nuestra vida, colmados de rabia y degradados a asesinos dementes con tonos ciertamente aterradores. En el segundo juego, nosotros mismos éramos un Big Daddy, que se revelaba contra lo que ocurría y trataba de escapar junto con su Little Sister. Un juego calificado de continuista pero que sin duda retomaba todo el ambiente del primer juego, esta vez cargado casi todo el tiempo con más disparos y un tono que llegaba a resultar más salvaje. Y finalmente, llegó el tercer capítulo, dondeRapture dejaba de ser el lugar de desarrollo, cambiándose por Columbia, donde se tiene lugar uno de los FPS de más calidad en historia, desarrollo y apartados técnicos del final de esta generación.
Ahora, y tras hacernos con los nuevos elementos de la saga pasado el tercer episodio, y con nuevos personajes como la conocida Elizabeth, la desarrolladora Irrational Gamesnos devuelve a las mismísimas profundidades con Panteón Marino: Episodio Uno. Y realmente, estamos ante una representación idílica, encantadora y sorprendente de la ciudad perdida bajo el mar. La historia comienza cuando el personaje es visitado por la citada Elizabeth, la cual le pide ayuda para recuperar a una niña. Al abandonar el despacho, la visión de Rapture es impresionante. Todo aún está bien, todo funciona. La estética cincuentera invade un entorno donde la gente se modifica a sí misma, y goza de las posibilidades que les aportan los plásmidos, poderes especiales que les permiten llevar a cabo ataques útiles “para su vida diaria”, como congelar, quemar o poseer.
El apartado técnico de este DLC no varía respecto a lo visto en Bioshock Infinite salvo por el entorno en Panteón Marino: Episodio Uno, que cambia, y se sitúa en un nivel exactamente igual de alto. Texturas bien reflejadas, plasticidad en todos los elementos, un gran trabajo de nuevo que ahora se adapta a Rapture. Los detalles están cuidados por todas partes, unos más grandes, otros más pequeños, desde la inquietante sombra provocada por la iluminación sobre hombres con orejas de conejo que crean espectros sobre las paredes con un tono aterrador, hasta el interior de tiendas como las que visitamos, que cuentan con un toque de época muy rico, y una ambientación musical cuidadísima, que pasa por músicas de tono jazz hasta temas a lo Frank Sinatra. La llegada al lugar central de la historia, el Panteón Marino, conlleva el reflejo de otros entornos, más similares a los de los dos primeros juegos de la saga, con lugares destrozados y abandonados, splicers (humanos enloquecidos por el Eve), zonas que arden, otras congeladas...
Una vez más, en Panteón Marino: Episodio Uno, nos veremos obligados a luchar contra las criaturas y conseguir plásmidos mientras acompañamos a Elizabeth y buscamos a la niña. El sistema de juego no cambia, si bien el gancho característico de Columbia está ahora disponible como un recurso en la ciudad sumergida, lo cual añade posibilidades y nuevos enfoques al juego. Algo que llama la atención es que si morimos, no somos resucitados ni en las famosas cabinas/puntos de control ni en el dispositivo de Columbia, sino que será nuestra acompañante quien nos inyecte adrenalina para seguir luchando. Pasando ese detalle por alto, el resultado es el mismo, todo quedará como lo dejamos cuando fuimos derrotados. Los combates son frenéticos, pudiendo hacer uso de las armas de fuego de que dispongamos o de ataques cuerpo a cuerpo que llegan a ser letales gracias al gancho, y no están exentos de dificultad. Los seres aprovechan bien la IA con la que cuentan y nos ponen las cosas estrechas. El sistema de control se mantiene idéntico, con un uso de ambos gatillos cada uno para armas y plásmidos, y además la respuesta es buena se use teclado y ratón o un mando.
Interactuamos con el entorno avanzando gracias a las nuevas habilidades que ganamos, pudiendo así congelar, derretir, poseer, escalar usando el gancho... todas estas capacidades hacen que a parte de ser un shooter, gane en interés y variedad, ofreciéndose de nuevo como un juego interesante y divertido. Si bien, la base jugable es la misma en Panteón Marino: Episodio Uno que en Bioshock Infinite, lo que supone las mismas limitaciones que el título original tuvo -falta de exigencia a la hora de utilizar una variedad de plásmidos, por ejemplo-. Sin embargo a pesar de ello las 2 horas aproximadas -para un precio de 15€ aproximados es algo escasa- que dura este primer episodio entretienen y se hacen cortas, dejándonos con ganas de más gracias a su excelente final -aunque la historia no sea nada del otro jueves-.
Hay que resaltar que en esta ocasión, solo los textos han sido traducidos, omitiendo el doblaje (es algo que por otro lado ha ocurrido en otras ocasiones también con otros juegos) pero la brillante interpretación de las voces hace que no resulte nada incómodo leer un poco. El resto, desde efectos de disparos hasta explosiones, o el reflejo de los plásmidos y sus efectos, están al mismo buen nivel del resto de la saga.
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